La hepatitis es una enfermedad inflamatoria del hígado que imposibilita su correcto funcionamiento, limitando así muchas funciones vitales. Puede ser aguda, es decir, con un inicio y un fin claramente definido o crónico, que es cuando la enfermedad perdura en el tiempo con una lenta progresión.
Esta enfermedad hepática, puede darse como efecto secundario por el contacto con sustancias químicas tóxicas, como el alcohol o las drogas.
También puede ser infecciosa, causada por la intromisión de algún microorganismo. Se cinco cepas distintas del virus que causa la hepatitis: A, B, C, D y E.
Tipos de hepatitis:
La hepatitis puede estar provocada por diferentes causas, en algunos casos por un virus. Existen los virus de la Hepatitis A, B, C, D y E.
Hepatitis A: causa infección aguda y, por lo general, mejora después de algunas semanas sin tratamiento.
Hepatitis B: causa una infección aguda o crónica. Se recomienda una prueba de detección de la hepatitis B para empezar su tratamiento.
Hepatitis C: causa una infección aguda o crónica. Se recomienda una prueba de detección de la hepatitis C para empezar su tratamiento.
Hepatitis D: es poco frecuente porque solo se puede contagiar si ya tiene una infección por el virus de la hepatitis B.
Hepatitis E: es una infección aguda que mejora sin tratamiento después de varias semanas. Algunos tipos de virus de hepatitis E se transmiten al beber agua contaminada.
Las hepatitis que no ocurren por un virus también pueden aparecer por:
- Por el consumo de alcohol, drogas o fármacos.
- Por una disfunción del sistema inmunológico que hace que este ataque las células hepáticas. La hepatitis autoinmune es siempre crónica. Todas las hepatitis crónicas pueden evolucionar hacia una cirrosis hepática, con las complicaciones que de ella pueden derivarse.
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